Somos ocho hermanos y tenemos dos o tres colores de ojos diferentes entre nosotros. No podemos achacarlo todo al azar. Todo viene por alguna razón. Según mi madre el color azul que tenemos algunos en la mirada, como Quique, María Jesús y yo mismo, viene de los ojos de su mama y de su abuela María. Estas son María Martínez Quesada y María Quesada Sánchez. Los ojos verdes de Susy, Maripé o Pedro José, parece que vienen de la familia del papá.
No había fotografía en color en tiempos de nuestros abuelos
y bisabuelos. Y ni siquiera había fotografía en tiempos de nuestros
tatarabuelos. Así es que estos detalles hay que preguntarlos a las personas que
nos los pueden contar en vivo. Porque lo han experimentado. Yo no recuerdo a mis abuelos maternos, era muy
pequeño cuando murieron, pero ahí tengo a mi mamá para que me cuente todo lo
que quiera. Incluso mis hermanas mayores
pueden contarme detalles que, de no ser por ellas, nunca conocería. El tema del
color de ojos no es más que una característica de las muchas que nos han
trasmitido nuestros antepasados. Lo he tomado como ejemplo porque es una señal
muy evidente, pero yo tengo curiosidad por todas y cada una de las herencias
que nos han dejado los que ya no están.
No dejemos que se pierdan.
Me encanta esa curiosidad tuya, Eugenio. Gracias a tí no se perderán nunca esos preciosos detalles familiares que en la mayoría de las familias desaparecen con las personas. Te quiero.
ResponderEliminarGracias Susy, yo también te quiero.
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